domingo, 18 de noviembre de 2012

EL FANTASMA APOCALÍPTICO DE LA HAMBRUNA MUNDIAL




EL FLAGELO APOCALÍPTICO DE LA INANICIÓN MASIVA

La hambruna ya no es un flagelo exclusivo de África y Asia, sino que se está extendiendo por los cinco Continentes.


Además de la alteración social, movimientos de población y revoluciones civiles, las consecuencias graves que trae la falta de alimentos en las hambrunas masivas son las epidemias y el aumento de las tasas y gravedad de las enfermedades infecciosas.


La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (
FAO
) estima que en 2012 el hambre crónica afecta a un mínimo de 1.050 millones de personas en el Orbe, habiéndose agravado letalmente en los últimos años, por el alza global incontrolable en el precio de los alimentos y la creciente crisis económica mundial.

A través de la Historia, las hambrunas y las plagas se han presentado siempre en forma conjunta.
En las hambrunas pasadas menores en extensión que las actuales, ha habido graves epidemias de tifus, viruela y cólera, que han causado la muerte a millones de personas.

En las hambrunas actuales ha habido un exagerado aumento en el número de víctimas letales, especialmente en niños, causadas por diarrea (cólera, disentería o por otras causas), sarampión, tuberculosis y otras infecciones respiratorias.
El tifus y la peste están reapareciendo.
La viruela había sido erradicada  y está re emeriendo y las muertes causadas por el cólera se han recrudecido en gran parte.

El incremento de las enfermedades transmisibles y otras infecciones (incluyendo enfermedades parasitarias como la malaria o gusanos intestinales) se debe a una disminución por efectos de la desnutrición de la capacidad del individuo, para combatir las infecciones.



Otros factores incluyen una mayor exposición a las infecciones debido al hacinamiento en los campos de refugiados, falla en el suministro de agua y saneamiento, falta de vacunación para el sarampión y otras enfermedades, así como viviendas infrahumanas.

Las muertes sufridas en 1994 por los refugiados de Rwanda en el Zaire, son un claro ejemplo de esta situación que se está repitiendo en aumento en muchos Países que antes no estaban en condición de gravedad ni riesgo, en donde actualmente la situación se ha tornado irreversible.
Las hambrunas ocasionan un gran aumento de las carencias de micronutrientes, al igual que de MPE o carencias en el consumo de carbohidrato, proteína y grasa.


Las hambrunas crecientes actuales están marcadas por un descontrolado aumento en la tasa de anemia nutricional, xeroftalmia y arriboflavinosis, al igual que brotes de pelagra y escorbuto en poblaciones donde no se había sufrido nunca antes, por dichas enfermedades carenciales.

Según las Naciones Unidas, más de 25.000 personas mueren cada día de hambre o de causas relacionadas con el hambre.
 



El total de muertes diarias por diferentes causas es de aproximadamente. 150.000 personas, las muertes por hambre alcanzan el 16% del total.


Un 75% de los fallecidos en los cinco Continentes, son niños menores de cinco meses.


El
Instituto de desarrollo y política alimentaria afirma que la hambruna masiva actual y las guerras causan un 10% de las muertes por hambre, aun cuando éstas tienden a ser de las que trascienden con mayor frecuencia.

La mayoría de las muertes por hambre se deben a la masiva desnutrición crónica que afecta a un sinnúmero de naciones del Planeta, como nunca antes se había registrado en la Historia.


Las familias de todo el Mundo, sencillamente ya no consiguen suficientes alimentos. Esto sucede a su vez, por efecto de la extrema
pobreza que se extiende vertiginosamente en todo el Globo desde el inicio de la más grande crisis mundial de alimentos y económica de la Historia, que inició en Septiembre 2008 y que se ha convertido en irreversible.

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